jueves, 21 de febrero de 2013

¡Apaga y vámonos! con Jackson Veyán



No voy ahora a dedicarme a dar un definición de la palabra “sicalipsis”  ( más aun cuando existe controversia sobre el origen del termino), baste a nuestros fines  saber que el termino era empleado  a comienzos del siglo XX para referirse  a aquellas obras en  las que  en la que se daba la picardía  desde un punto de vista “sexual”: en  el habla de los personajes y en sus comportamientos y vestimentas en escena ( o mejor dicho la escasez de las mismas según los gustos de la época). El Llamado género chico o teatro de horas, a finales del siglo XIX  empezaba a acusar el cansancio del público,  donde se repetirán situaciones, argumentos, incluso para algunos críticos la música , y se buscan  nuevas vías para llenar los teatros.  El Diccionario  de la Zarzuela  de Emilio Casares Rodicio al que ya he hecho referencia en otras entradas señala:  “ El termino sicalipsis también se utiliza para denominar la perversión del género chico en género ínfimo, mediante el erotismo y se manifiesta en los primeros años del Siglo XX. La exhibición  cada vez más descarada del cuerpo femenino, total o parcialmente desnudo, es un factor a tener e cuanta como elemento adyacente de los diversos espectáculos del momento. Como consecuencia de la decadencia de los libretos, las intérpretes son cada vez más visuales y menos actrices… Entre 1897 y 1901 en los teatros de Madrid, Apolo y Eslava, se va imponiendo el erotismo escénico que tuvo como primeros resultados Enseñanza libre y El género ínfimo y que tendrá continuación en obras más directamente sicalípticas como, San Juan de Luz de Arniches y Jackson Veyán  con música de Torregrosa y Quinito Valverde, El arte de ser bonita con música de Vives, La gatita blanca y La conquista del marido de Folgetti y el Triunfo de Venus de Chapi. El teatro Eslava pasa a ser el nuevo templo de la sicalipsis y allí se estrenan Apaga y vámonos de Jackson Veyán con música de Lledó; …”.

Como veis  ya tres de las obras que se citan San Juan de Luz ( no debe de olvidarse como un precedente destacable ¡Al agua patos!)  La gatita blanca y ¡Apaga y vámonos! son de Jackson Veyán y eso que faltan algunas que se incluirían en este género también de Jackson como El guante amarillo, el Palacio de cristal

J. López Silva
Como he señalado en otras ocasiones hoy  nos reiríamos con aquello que a comienzo del siglo XX se consideraba “inmoral” ., y para ejemplo os traigo  una de las obras citadas ¡Apaga y vámonos ! , pasatiempo lírico en un acto y dos cuadros con letra de José Jackson Veyán y José López Silva, música del maestro Lleó, estrenada en el Teatro Cómico la noche del 31 de mayo de 1907. El Heraldo de Madrid del día siguiente se lee la siguiente crítica :”…
Jackson y Pepe Silva volvieron anoche par sus fueros en el palenque de la gracia y las risotadas.
Dicen los precitados autores en su nueva obra -apaga y vamonos -cosazas enormes, pero con ingenio, en forma que no alza protestas y á todos hacen reir de buena gana.
Es Apaga y vámonos la obra tipo que nosotros deseábamos para el género sicalíptico en boga.
Cuando los autores se han limitado, en el afán de cobrar trimestres, a u n a exhibición de mujeres ligeritas do indumentaria, nos parecía de todo punto reprobable su labor, y esto no ocurre en Apaga y vámonos. Con buen acierto advirtieron los Sres. Silva y Veyán de las excelentes condiciones que ofrecen para el éxito indiscutible artistas guapas, resueltas á decir cuanto se mande en escena, y público dispuesto á escuchar todo linaje de valentías, sin necesidad de exposiciones, de bustografía y muslografia para arrancar aplausos únicamente por plasticidades en las que no tuvo arte ni parte el espíritu de los autores.
Maestro Lleó
Han hecho, pues los libretistas una labor da desenfado encubierto por pabellón do la gracia y el ingenio, y así no resulta repugnante, sino divertidísimo y propio para conseguir que todos palmoteen.
Lledó, como músico, progresa constantemente en habilidad. El número de la sonneríe del reloj está admirablemente orquestado.
Los autores fueron llamados muchas veces a  escena, y también las señoritas Andrés y Jiménez y los Sres. Ontivoros y Vera.
Apaga y vámonos... a Eslava, debieron añadir los artistas, pues anoche quedó cerrado el Cómico para su cuadro. S.A.”

Para que podáis ver la “sicalipsis“ de la obra y reíros un rato os trascribo la crítica publicada en la  revista “El arte del teatro” de 1 de agosto de 1907, acompañado de las imágenes de la representación. ( Podéis consultarla  el ejemplar de la revista en la Hemeroteca digital de la BNE)


“EFECTIVAMENTE; al terminar su obra, los autores del pasatiempo debieron exclamar: ¡Apaga y vámonos!
El público dice lo mismo al salir del teatro, y nosotros.. -Nosotros preguntamos:
Después de esto, ¿qué le quería que hacer á la sicalipsis? Retirarse modestamente por el foro. Los Sres. Jackson Veyán y López Silva parece que quisieron decir la última palabra con su obra, y la dijeron por boca de sus personajes, que exclaman cuando el telón comienza á descender, como convencidos de que no es posible llegar á más:
— ¡Apaga y vámonos!
¿Será posible que en esto de las buenas formas y de los sugestivos movimientos tengan algo aún que mostrarnos las tiples?... Sinceramente creemos que no, que ya nos lo han enseñado todo.
Hanse presentado á los ávidos ojos de la muchedumbre en ropas ligerísimas, que apenas velaban los encantos de sus personas; con 'el escultural cuerpo envuelto en gasas transparentes, que descubrían indiscretas los más recónditos secretos de la línea; sin las gasas...; y en punto á movimientos...,¿qué sugestivas contorsiones ganarán en sicaliptismo voluptuoso á la matchicha, la gran croquet y el tango de espaldas? Se han levantado del lecho delante del público, se han acostado; todos los menesteres propios del aseo personal y la coquetería, incluso el de bañarse, hemos tenido ocasión de admirarlos con todos sus detalles desde la butaca... ¿Puede llegarse á más? Nosotros creímos que no; que podrán idearse variaciones sobre los mismos temas, pero ofrecer distintos cuadros es punto menos que imposible.
Sin embargo, ¿quién sabe?... No nos atreveríamos á afirmarlo de un modo rotundo. El ingenio de ciertos autores no tiene límite, y quizá llegue al extremo de que las artistas nos muestren algo que todavía esté por ver.
De ¡Apaga y vamonos!, puede decirse que es un pasatiempo, aunque no un honesto pasatiempo. Su pequeño asunto se desarrolla en dos cuadros; el primero representa el recibimiento de una casa aristocrática, de cuya disposición puede juzgarse por las fotografías que publicamos.
Al levantarse el telón, Carmen, que es una doncella limpia como los chorros del oro, guapa y frescota, duerme profundamente, sentada en un extremo del banco, cubierto el busto con una vaporosa blusa, que con estudiado abandono deja ver el escote de la muchacha y los brazos desnudos; y Pepe, ayuda de cámara, enamorado y vivo, que sentado a! otro extremo mira con ojos encandilados á la doncella.
El reloj da una campanada.
Pepe se lamenta del calor y de lo que se prolonga la ausencia de los señoritos, y naturalmente, aprovechando el profundo sueño de Carmen, pasa minuciosa revista á su persona. :
P.   Con la sofoquina que hase
y este chubeski con fardas
que tengo ar lao, me se ha puesto
too mi ser como una fragua.
Y es pa abrasarse... (Por Carmen).
¡Qué boca! . . .
¡Y qué braso... y qué garganta!...
¡Y este riso de la nuca!...
(La coge un rizo con mucho cuidado y
Carmen se estremece).
¡¡Y ese hoyito de la barba!!
¡Casi ná! Tengo la novia
más bonita y más serrana
der mundo. Y luego me quiere .
que se le caen las pestañas
: mirándome. ¿Ella fartarle
á su Pepe?... ¡Antes la matan!
(Pausa corta).
¡Carmen! (LLamándola bajito).
C.  (Suspirando). ¡Ay!
P.  ¡Cómo suspira!...
¡La pobresila de mi arma
está soñando conmigo! . . .
¡Qué rica! Voy á abrocharla.
¡Asín! (Intenta abrocharle la blusa
con mucho cuidado).
(Dormida). ¡Estese usté quieto,
señorito!
¡Tupinamba!
(Carmen se despierta asustada).
¡Ay! .. . ¿Qué hacías?
Abrochándote,
pa que no te costiparas.
¡Ya estás bueno!
         Y á propósito:
oye tú; ¿con quién soñabas?
Con el señorito.
       ¡Ah! Sí?...
¡Está muy bien! (incomodado).
        Se empeñaba
en que yo me había puesto
un par  medias del ama.
¡Vamos!
          ¡Y quería el tío
que yo se las enseñara!.. .
P. Lo que se sueña es verdá;
la misma desconfiansa
la tengo yo. Y tú las llevas;
¡se te conose en la cara!
C. ¿Yo?
P.      ¡Sí, señora!
C.               ¡Mentira!
P. ¡Jura!
C: ¡No me da la gana!
P. ¿Lo ves?... ¿A que son obscuras?
C. Pues no, señor, que son claras.
P. ¡Obscuras! Y se sujetan
por aquí. (Señalando por debajo de
la rodilla de Carmen, que le rechaza
con coquetería),
C. ¡Cá! Son más altas.
P. Bueno; ¿pero á que son negras?
¡Me juego e_r pescueso!
C. ¡¡Plancha!!
(Levantándose la falda y ensenándole
las medias),
P. ¡María Santísima! (Entusiasmado).
C. ¿Lo ves?
¡Pa que no porfíes!
P. (Dándole la mano). ¡Grasias!
(Pausa corta).
Cambiando de conversación, dice Pepe que ya está cansado de servir á un señorito tan asaura, al que no le agrada el cante ni el baile, ni los chícharos, ni nada de lo que vuelve locos á los andaluces.— En cambio ella es más flamenca que Triana — responde Carmen — y se pirra por el jolgorio. Yo no sé cómo pueden quererse teniendo tan distintas aficiones.
Después de hablar de sus amores y de sus proyectos de matrimonio, y de hacer Pepe á su novia una descripción de la casa que él quiere que sirva de nido para ambos pregunta él donnde prefiere que la lleve el domingo. Ella responde que al baile, que es  lo que más le gusta; y recordando que el reloj que hay en la habitación es de música, dispónense á aprovechar la tocata que se anuncia al sonar la hora.
Un precioso número de música, en el que la orquesta imita los sonidos de la caja de música, da ocasión á que Pepe y Carmen bailen una polka. Pero cuando más entusiasmados están, el reloj deja de tocar, como si se le hubiera conchudo la cuerda. Carmen se encarama en una silla y da cuerda al
reloj; este continúa tocando y sigue el baile.

Poco después llegan los señoritos.
Ambos visten de etiqueta y con abrigos de verano. Antonia, muy bien peinada y sin sombrero. Los dos vienen furiosos.
— ¡Coqueta!
— ¡Lila! ¡Asaura! ¡Soso!
— ¡Falsa!
Y dejando á los dos criados con un palmo de boca abierta, ante aquella rociada de denuestos que recíprocamente se lanzan, penetran en sus habitaciones.
El cuadro segundo représenla el dormitorio de Antonia ú Hilario. En él hay dos camas con mosquiteros de encaje que las cubren completamente, y cuya abertura da frente al público.
Al levantarse el telón,la alcoba aparece á obscuras, y Antonia é Hilario están en sus respectivas camas, velados por los mosquiteros. Hilario enciéndela luz, descorre el mosquitero, saca el cuerpo y dice con cómica energía, dirigiéndose á Antonia:
— ¡Y tómelo usté como quiera!...
;Y asi no seguimos ni un minuto más! ¡Rediéz con los mosquitos!...Esto no pasa más que en Sevilla!... ¡Tener que dormir en una urna como Papús! ¡Y que se traen un cante flamenco, que ya. . . ya!. .. ¡Sí, señora, me carga Sevilla!... ¡Y me hace la cusca el pescado frito!. , . ¡Y me chinchan los polvorones!... ¡Y ya tengo una Giralda en la boca del estómago! ; ¿Qué quería usted?... ¿Que en casa de un magistrado me- arrancara con usted por sevillanas, y que acabara marcándome la machicha? ¡Pues no, señora!... Y constele á usted que Hilario Morcillo, un servidor, no hace el ridículo en ninguna parte, ni tolera, ¡óigalo usted bien!..., ¡ni tolera que se le ponga en berlina de la forma que usted lo ha hecho! ¡Eso es! ¡Salirse por sevillanas en un baile de sociedad !...¡Y con el médico de cabecera!... ¡Con ese botijo que fue novio de usté... y que la visita á usté con demasiada frecuencia!... ¡La mar de visitas que le hace á usté! ¡ Y que me las cobra á duro.. ., que es el colmo!
(Nuevo bofetón), ¡Si, señora! ¡Toda Sevilla lo sabe!... ¡Todo el mundo meseñala con el dedo!... ¡Hasta los mosquitos trompeteros me zumban al oído mi desgracia! Sí, señora.. . ¡¡me zumban!!
(Ronca Antonia). ¡Eso es! ¡Roncando como un cochero para que yo crea que está usté dormida... ¡¡Dormida!!
¡Eso quisiera usté! ¡Estar dormida para no escuchar los gritos de su conciencia! ¡He dicho! (Deja caer el mosquitero, apaga la luz y se acuesta.)
ANTONIA (Enciende ¡a luz, se sientay descorre las colgaduras). — ¡Eso es lo que á usté no le importa; que yo descanse ó no!... Por supuesto, que la culpaos mía. ¡Sí, señor! Mía nada más, por haberme casao con un madrileño habiendo en Sevilla tanto sevillano desocupao...
¿Qué puede una esperar de un gato, más que arañasos y bufidos?... Ya lo desía mi papá después del sacrifisio: «¡Pobre hija mía! ¡Pobre ratonsito inosente, entre las uñas de este minino escuchimizado (Hilario se mueve en la cama nerviosamente).¡Escuchimisao, sí, señor!... ¡Raquítico,más que raquítico!... Que de hombre no le quean más que las inisiales...¡Sí no tienes más que huesos. ¡Si cuando te mueves en la cama paese que están jugando ardominó\ ¿Qué habré yo visto en ti, ladrón, más que ladrón, para quererte... {Llorando), como te quiero?.,. ¿Tengo yo la curpa de que sea usté un desaborío y de que tenga yo tantísima grasia repartía por to mi cuerpo?... Si supiera usté bailar sevillanas, no tendría yo que bailarlas con otro. ¡Eso!... Si balara usted la machicha}, como se bailan todas las personas ditinguidas, no haría usté el ridículo, ¡so primo! ¿Qué caballero se presenta hoy en socieda sin la machicha... ¿Se calla usté?...¡Claro! ¡Qué va usté á desir!... ¡Soso!, ¡Más que soso! (Pausa corta). ¿Qué llamo ar médico todos los días?... Sí,señor. De nerviosa que me tiene usté siempre . . .
Hilario se levanta y, entre otrás lindezas, dice á su esposa que en cuanto el rubicundo Febo asome la llevará á casa de su padre.
Ella al oírlo se arroja del lecho,  poniéndose el abrigo apresuradamente dice que se marcha en aquel momento, y toca el timbre.
— ¿Pero qué haces? — pregunta él.
— Llamar A Pepe para que me
acompañe.
— ¡Ah!. . . ¿sí? Pues yo voy ahora
al Juzgado para dar parte de
la conducta de usté.
Oprime también el botón del timbre.
— ¿A quién llamas? — pregunta
Antonia.
— A la doncella, para que me acompañe
y me sirva. .. de testigo.
Vienen los criados, continúa la disensión,
hasta que Antonia, seguida de Pepe,
sale de la estancia asegurando
que se va á casa de su padre.
Hilario queda solo con la criada.
— ¿Has visto? — le dice —. ¡Soy
muy desgraciado!
— Eso es porque á usté le da la
gana.
— No me quiere.
— ¡No le va á querer á usté! . . .
Lo que tiene es que como á la señorita
le gusta una barbaridad too lo flamenco,
y usté tié esa guasa...
— ¿Guasa yo?
— Natural.
— Pues si yo soy el tío más gitano
de España, v yo me bailo la machicha
y las sevillanas, y el zorongo, y todo lo
que se baile en Sevilla. Ahora, que no
quiero que mi señora se arranque en
público como una bailaora en el tablao;
pero y . .  ¡Toma cadera! Pa que te enteres.

Interviene la orquesta y hay baile por todo lo alto. Cuando de las seguidillas van á pasar á la machicha, aparecen Antonia y Pepe entre las cortinas de la puerta lateral derecha; ambos permanecen ocultos, hasta que al volverse de espaldas Hilario en uno  de los pasos del baile, Antonia hace  señas á Carmen para que la deje el sitio. La doncella se oculta y la señorita baila con su marido sin que él se entere. Pero cuando en otro de los pasos ha de volverse él, Antonia deja nuevamente el sitio á la doncella. Repítese este juego, hasta que en el último golpe Hilario se encuentra con Antonia, y después de las exclamaciones naturales y de la explicación oportuna, sobreviene la reconciliación.
Al final de la escena. Hilario busca en un bolsillo las cerillas para encender  en cigarro. Los criados salen en busca de fósforos, y al volver encuéntrense con que Antonia, que ha encontrado la caja, está encendiendo el cigarro a su esposo. Este, embelesado, abraza a su mujer, y los criados, que ya habían encendido cada uno una cerilla, exclaman al ver aquel cuadro:
— ¡Apaga y vámonos.
En síntesis, esta es la obra, cuyas situaciones están sazonadas con sal y pimienta sin moler, y cuyo diálogo abunda en frases ingeniosas, pero de grueso calibre.
La música es alegre y de las que se pegan al oído.
Carmen Andrés y Antonia Sánchez Jiménez están deliciosas y sugestivas, y Ontiveros y Vera tienen ocasión de lucir su gracia de actores cómicos.
Y á pesar de su color verde subido, y tal vez por esto, la obra alcanzará un número fabuloso de representaciones.
A.G"

Espero que os haya gustado , y .....¡Apaga y vámonos!

domingo, 3 de febrero de 2013

¡ Vamos al cine ! de la mano de Jackson Veyán


Alguno al leer el título de la entrada habrá pensado,… ¿El cine y Jackson Veyán? , ¿Pero no habíamos quedado que era libretista de zarzuela y género chico?.  No, no me he equivocado… un poco de paciencia.

En sus orígenes, el cine en España, además de reproducir escenas cotidianas (salida de misa, paseo en tranvía por Barcelona, algún desfile…), se inspiró en obras del género chico y zarzuela, y así en la primeras etapas de nuestro cine mudo se adaptaron algunas obras de Jackson Veyán.

La primera noticia que encuentro  de la adaptación de obras de Jackson a la gran pantalla es de  comienzos de 1906, en que  el empresario Coyne de Zaragoza, junto con Tramullas crearon la sala Coyne, cine parlante, en que adaptaron el método Cronophone  de la casa parisina Gaumet  y proyectaron películas de obras como Bohemios, La Gatita Blanca (letra de Jackson Veyán y Jacinto Capella) que había sido estrenada con extraordinario éxito en diciembre de 1905, El Husar de la Guardia Y El Duo de la Africana; un gramófono Edison, de cilindro, reproducía la música y el explicador narraba la trama. Estas películas fueron rodadas por Ricardo de Baños ( uno de los pioneros de nuestro cine) y producidas por Gaumont Barcelona.

Segundo de  Chomón
La segunda noticia que encuentro es de otro de los más importantes pioneros de nuestro cine  Segundo de Chomón , “se trata sin duda del nombre más importante del cine español en el período mudo. El turolense Segundo de Chomón fue un hombre ingenioso, que realizó cientos de cortos de todos los géneros, aunque destacan aquellos en que hizo del trucaje un arte” ( podéis consultar el interesante artículo de José María Areste) http://www.decine21.com/Biografias/Segundo-de-Chomon-57506
Después de una estancia en París, en 1910 Chomón vuelve a España, las fantasías habituales del cineasta estaban pasando de moda, y Pathé pensaba que su director podía ser el hombre perfecto para rodar historias de tipo algo folclórico en su país de origen. Y en efecto, bajo el sello Ibérico Film rodará títulos como Sueña despierto (1912). Con el valenciano Joan Fuster, se convertirá en el primer cineasta que lleva zarzuelas a la pantalla, con títulos como Los guapos (1910) adaptación de la obra de Jackson Veyán y Carlos Arniches, o El puñao de rosas (1911). 


Tras este primer periodo en que  la producción se realizaba fundamentalmente en Barcelona, a comienzos de los años veinte  es  una productora madrileña Atlántica  SACE la que comienza a  hacerse fuerte en el panorama  cinematográfico. En ese periodo destacan la adaptación de tres obras de Jackson Veyán, todas ellas en colaboración con Carlos Arniches y que a comienzos de siglo había sido grandes éxitos en los teatros:

LOS GRANUJAS 


A su estreno el periódico ABC  de 31 de marzo de 1925 publica la siguiente crónica:

"CERVANTES “Los granujas”. Ayer se verificó el estreno de esta película española, una de la últimas editadas y que confirma que vamos acercándonos a pasos  de gigante  la perfección de nuestra producción cinematográfica.
“Los granujas” es una obra completa; magnifica fotografía, asunto de verdadero interés y una perfecta interpretación; todo lo reúne la película.
Lo que más llamó la atención del público fue  la asombrosa labor de Cañamon diminuto artista que no tiene nada que envidiar al popular Chiquitín.
En resumen, una bonita cinta española y la revelación de un diminuto y gran artista.
Completa el programa de Cervantes la interesantísima película “sesenta horas en Zeppelín” tomada  en último viaje que un dirigible de esta casa hizo a Nueva York. Butaca, una peseta” 


LOS GUAPOS , nueva adaptación, esta vez con el subtítulo o gente brava  

A su estreno  El Imparcial publica la siguiente crónica  el 23 de mayo de 1925:

“Gente brava o Los guapos.- He aquí la mejor producción salida de las expertas manos de Manuel Noriega. En “los guapos” inspirada en la zarzuela de Arniches y Jackson del mismo nombre, hay bellos e interesantes exteriores, buenos decorados, emoción, gracia e interés.
Eugenia Zuffoli, guapa, guapa de verdad, y la Soler, lindamente graciosa con la Alverá, y en primera categoría., Rusell, Gil, Palma, Ribera, Nadal y Sierra. Tales son los nombres principales del numerosísimo reparto.
¡Ah! Hay un cantaor digno de mención.
Los panoramas de Tánger, Gibraltar y Ronda, interesantísimos.
¡Lástima que la producción haya llegado tan tarde! mas la gente, al mágico conjuro de “película española”, acude solícita y sale paladeándose las mieles patrias. 




LOS CHICOS DE LA ESCUELA 

Otro de nuestros grandes directores, en este caso Florián Rey 




La Libertad de 25 de noviembre de 1925 señalaba:

“LOS CHICOS DE LA ESCUELA “ Monumental Cinema ha sido insuficiente para la cantidad de público que se presentó en la taquillas ayer para la ver la película “Los chicos de la escuela”.
Pitouto hizo las delicias del público, que entró de lleno en esta maravillosa cinta, editada por la “Casa Atlántida”. 

En una entrevista en los años 30, Arniches manifiesta que es la adaptación cinematografía de una de sus obras de la que estaba más satisfecho.



Dedicada a mi hermana Macu, una amante del cine