jueves, 27 de junio de 2013

Jackson Veyan y Alfosno XII. Segunda parte



Alfonso XII
 En la anterior entrada dejábamos a un joven Alfonso XII que entraba en Madrid, como nuevo rey de España.    Durante los primeros años de su reinado  se cumplieron parte de las expectativas creadas: se 
puso fin a la tercera guerra carlista; se zanjó satisfactoriamente para la monarquía el conflicto con Cuba; se aprobó una nueva Constitución en 1876. Fue precisamente el fin de la Tercera Guerra Carlista, lo que le valió el sobrenombre de “El Pacificador”. Jackson Veyán  estaba sensibilizado con el tema de la Guerra Carlista dado que como muchos otros telegrafistas  la habían vivido de cerca, como pudimos ver en otra entrada anterior. Durante el sitio a Bilbao prestó servicios junto a un técnico en el puesto de mando del General Morriones  en La Cuadra, durante la batalla de Somorrostro,  y hubieron de restablecer el servicio telegráfico que había sido cortado por los carlistas ( por ese motivo fue propuesto  a una medalla y se publicó su nombre junto al resto de los telegrafistas  que fueron propuestos igualemnte -entre otros y curiosamente quien con los años se convertiría en su suegro, mi  tatarabuelo Ángel Lucio Pérez de la Santísima Trinidad-). Antes de hacer su entrada triunfal en Madrid  Alfonso XII al frente de su ejército victorioso   acampó a las fueras de Madrid . Debo hacerme eco en este punto  de una interesante página del  Blog de la Asociación Cultural Amigos de la Dehesa de la Villa y que recomiendo http://amigosdehesa.blogspot.com.es/2010/07/alfonso-xii-en-el-campamento-de-amaniel.html: y donde podréis ver grabados y fotografía  y amplia descripción del  El Campamento de Amaniel, 18/19-marzo-1876.",.; allí nos dicen : "Una vez finalizada la contienda las tropas vencedoras acamparon en la Dehesa de Amaniel y Madrid entero quiso verlo. Como ocurriera tras la campaña de Africa en 1860 durante el reinado de Isabel II, hubo extraordinarios festejos que el pueblo matritense, entusiasta como ninguno, celebró en honor de S.M. el Rey, los generales y las tropas que vencieron en las provincias del Norte al carlismo armado.
Las tropas el día de su partida del Campamento de Amaniel rodeadas de la multitud.
(Grabado: La Ilustración Española y Americana, 1876; Hemeroteca BNE)

Siguiendo  esa misma página y sobre el desfile de tropas por Madrid el 20 de marzo de 1876.: “ A las nueve y media de la mañana del día 20 salió del Campamento S.M. el Rey al frente de las tropas, y poco después entraba en la capital por la calle de Ferraz. Un pueblo inmenso se apiñaba en calles y plazas y vitoreaba al joven monarca, a los generales y a los soldados vencedores desde los balcones engalanados con vistosas colgaduras y emblemas de triunfo.
Engalanamiento de una casa palacio en la calle Valverde, con colgaduras de terciopelo carmesí en los balcones, retrato de Alfonso XII en el mirador central, escudo de armas con banderas y alusiones patrióticas a los lados, y aparato de gas para iluminación nocturna del conjunto.
(Grabado: La Ilustración Española y Americana, 1876; Hemeroteca BNE)

 
Se levantaron varios arcos conmemorativos en la plaza de S. Marcial, calle de Alcalá y calle Mayor con inscripciones como estas: Al rey Don Alfonso XII, Pacificador de España; A SM el Rey Constitucional Don Alfonso XII...




Arco de Triunfo erigido en las inmediaciones del Cuartel de S. Gil, plaza de S. Marcial (hoy Plaza de España). Decorado con panoplias y trofeos de armas, cañones tomados a los carlistas, banderas y la inscripción A Su Majestad el Rey y al ejército de operaciones.
(Grabado: La Ilustración Española y Americana, 1876; Hemeroteca BNE)

Igualmente, se iluminó profusamente plazas, edificios y palacios significativos, tales como los jardines de la plaza de Oriente, el Museo del Prado, la Puerta de Alcalá, el Palacio del Marqués de Campo...

Los actos conmemorativos culminaron con el canto de un Te Deum en acción de gracias en la Basílica de Atocha a media mañana y el desfile de las tropas en la Plaza de la Armería por la tarde.

Esta jornada también fue recogida por Pérez Galdós en Cánovas, uno de los Episodios Nacionales, dedicado a Cánovas del Castillo, el artífice de las negociaciones políticas con los carlistas, la abdicación de Isabel II y el retorno de Alfonso XII.
y de España, “.


El 20 de marzo de 1876 la Imprenta Nacional  publica un Álbum poético “dedicado a S.M  EL REY D. ALFONSO XII Y AL EJERCITO  con motivo de la entrada triunfal en la capital de la Monarquía” precedido de la siguiente carta

A.S.M. EL REY DON ALFONSO XII

Señor:
Pocos días há, cuando terminada la fratricida guerra civil, el grito de Paz se elevaba como himno de gloria y de ventura en torno a V.M. y de su heroico Ejército, la Redacción de la GACETA DE MADRID, participando del general entusiasmo y asociándose espontáneamente a las patrióticas dedicadas a tan grandioso acontecimiento nacional, creyó que su voz no era bastante elocuente para expresar su júbilo, y recurrió á la inspiración de preclaros poetas para formar con las delicadas flores de su ingenio un modesto Album, que ofrece respetuosamente a V.M., como el Augusto Pacificador de la Patria.
SEÑOR: ¡ Que el amor del pueblo á su Rey se traduzca siempre, como en este día, en vítores de entusiasmo, y que a los laureles de la vitoria que señalan el principio de este ya glorioso reinado y ciñen la Augusta frente de V.M., se entrelacen las ramas de la oliva, símbolo de la paz¿
Señor
A L. R.L. de V. M.

¡VIVA ALFONSO XII!

No canto al Rey por su ley,
que el adular no es virtud
canto al Rey por gratitud
por justicia, cato al Rey.

Y es tan grande la emoción
que siente mi alma sincera,
que el gozo de España entera
rebosa en mi corazón.

Mi patria hermosa y querida:
esta nación envidiada,
vióse triste y desgarrada
por la lucha raticida.

¡Y los hijos sucumbieron,
y las madres sollozaron,
y cien partidos ganaron
y mil vidas se perdieron!

Hasta que al fin, conmovida
de todo mal nuestra suerte,
hizo que entre aquella muerte
hallase Trono la vida.

Trono que para su gloria
logró contra el bando infiel,
cada momento un laurel,
cada día una victoria.

Hoy luce radiante el sol;
hoy ya los hijos no imploras;
hoy ya las madres no lloran;
hoy goza el pueblo español

Y no es un goce fugaz
el que nuestro pecho alcanza!
¡Es la luz de la esperanza!
¡Es el iris de la paz!
……..
¡Campos sembrados de horrores,
recobrad vuestras ventura!
en vuestra fértil llanura
broten frutos; nazcan flores.

¡Artes, volved   a la vida!
¡Ciencias, tended vuestro vuelo
que ya en el hispano suelo
no zumba el plomo homicida!

¡Paz! Proclaman los pendones
del ejercito triunfante.
¡Paz! grita el alma anhelante
¡Paz! gritan los corazones.

¡Y yo , con la fe por ley
proclamo con voz altiva
que ha sido el ramo de oliva
el cetro de nuestro Rey!

JOSE JACKSON VEYAN



Continuara....

lunes, 10 de junio de 2013

Jackson Veyán y Alfonso XII. Primera parte



Alfonso XII

Jackson Veyán recibió varias medallas en su vida, ( en otras ocasiones fue propuesto para su concesión sin que  prosperarse la petición). Hoy nos referiremos a una de las primeras  que se le concedió  por Alfonso XII.  El Siglo Futuro de 18 de abril de 1879, se hace eco de la noticia publicada por el diario oficial de la época la Gaceta de Madrid: “Nuestro amigo Don José Jackson Veyán ha sido agraciado con el título de la Real Orden de Caballero de Isabel la Católica en premio de las poesías que publicó El Tiempo con motivo del regio enlace y de otras obras que su majestad conoce”. Se refiere la noticia  al enlace de S.M. Alfonso XII con su prima  Dª María de las Mercedes de Orleans y Borbón.
No he conseguido localizar el ejemplar del El Tiempo para reproducir  dichos versos, pero si voy a referirme a esas otras composiciones poéticas de Jackson Veyán que su Majestad manifiesta conocer como fundamento de  la concesión del título .

Retrocedamos en el tiempo unos cuatro años… en una España convulsa  y en un siglo en que se han sucedido, Guerra de la Independencia,  regreso de la Monarquía absolutista,  el trieño liberal, monarcas , como Isabel II invitadas a abandonar el país, sexenios revolucionarios, monarcas como Amadeo I de Saboya que no se ganó el cariño del pueblo ,  Primera Republica…todo ello amenizado con guerras carlistas, golpes de Estado, asesinato  de políticos/militar como el General Prim… la restauración de la monarquía borbónica  orquestada por un hábil Cánovas del Castillo y encarnada en un joven monarca próximo a los 18 años, alejado de la figura de su madre Isabel II,  se ve  como una esperanza por el pueblo.
En toda España se preparan festejos para honrar la llegada de Alfonso XII, Barcelona, Valencia… y finalmente  el 14 de enero de 1875 la villa y una vez más corte de Madrid. Para imbuirnos del ambiente reinante  sigamos a Ramón de Navarrete en la Ilustración Española y Americana: “ En los momentos  en que escribimos,-el 14 a las doce de la mañana,-Madrid ofrece el aspecto más pintoresco y animado.
Todas las casas de la población están engalanadas con vistoso adornos: el pabellón nacional flota en los edificios públicos; en la calles por donde debe de atravesar el Monarca, desde la Real Basílica de Atocha a Palacio, se hallan formadas tropas y circula un gentío inmenso: los balcones se ven ocupados por damas y mujeres de diferentes clase, provistas de coronas, de flores, de composiciones poéticas, que arrojarán sobre la cabeza del soberano…
Las campanas de las iglesias repican; el bronce o el acero retumban; el tambor suena….
Alfonso XII ha llegado a Madrid.-corramos nosotros también a recibirle, a saludarle con nuestros gritos, con nuestras aclamaciones.
¿Quién decía que el de Madrid es un pueblo frio, displicente, apático?
¿Quién decía que no pierde nunca su calma, su indiferencia, su gravedad?
El que lo haya visto, el que lo haya admirado hoy, podrá asegurar lo contrario.
¡Qué afán por contemplar al regio adolescente!¡Qué ternura y qué interés en sus miradas!¡Que calor y qué viveza en las manifestaciones de su afecto!
Todo como durante su viaje, ha favorecido la entrada de Alfonso XII en la capital del reino.-Un tiempo suave, templado, apacible,-un día de abril en mitad de enero;-hasta el sol que por la mañana estaba oculto, apareció brillante y esplendido en el punto mismo en que el monarca llegaba a la estación de ferrocarril, para hacer más bello y más grandioso el cuadro.
La población entera de la corte se agolpa en el paseo de Atocha, delante del Botánico, en el Salón del Prado, en las calles del tránsito hasta el Real sitio.
Los balcones de la extensa y dilatada carrera veianse llenos de hermosas y elegantes damas, luciendo en su inmensa mayoría el traje nacional, la característica mantilla: el pueblo, con sus atavíos del domingo, se apiñan detrás de apretadas filas de los soldados.
Las casa de la heroica villa, engalanadas con ricas y lujosas colgaduras de terciopelo, de damasco, de paño y de otras telas con coronas en laurel, con trasparentes alegóricos, en fin con inscripciones y vivas dedicados a Alfonso XII, ofrecían la perspectiva más risueña y más pintoresca.
Hasta en las torres de la si iglesias, hasta en las azoteas y en las guardillas había espectadores deseosos de contemplar al joven a quien España ha fiado el porvenir.
Son las dos: el cañón truena, las campanas con sus alegres sones indican, que después de cantado el Te Deum en la Basílica de Atocha, el augusto mancebo se encamina a su morada.

Ahí viene , cabalgando airosamente en un soberbio corcel, que sujeta con mano segura y firme; ahí viene, sonriendo, saludando a todos, con los ojos fijos, ora en la multitud que le rodea, ora en la que llena balcones y ventanas. Y al caer a sus pies las flores, las coronas, las composiciones poéticas, al ver revolotear por encima de su cabeza palomas con cintas de colores, pájaros cautivos que han recobrado la libertad, el Rey dirige miradas expresivas, ademanes elocuentes que revelan su profunda gratitud.
Conmovido, aunque parece serio; agitado aunque parece tranquilo, camina lentamente a través de las turbas, en actitud modesta, reposada y digna.
Los vítores y las aclamaciones no tiene un instante de tregua; pero sie el Monarca escuchara las sencillas frases de su pueblo, aun satisfarían más que las ruidosas demostraciones de entusiasmo.
-¡Dios le bendiga!-exclamaba una anciana con lágrimas en los ojos al verlo pasar.
-¡Qué joven y que gallardo es!-decía una joven con admiración.
-¡Tiene cara de bueno!-observaba un pobre lleno de puro gozo.
Y esta es la impresión unánime y general.
Verdad es que la misma produce Alfonso XII en cuantos se acercan a él; en cuantos le hablan una vez siquiera.
Hanle acompañado desde Paris varios periodistas franceses, ingleses y alemanes.
Entre ellos figura Mr.Detroyat, propietario y director del importante diario parisiense La Liberté
Anoche, pues conversaba aquél con el que traza estas líneas, manifestándole su admiración por las latas prendas que durante el viaje ha tenido ocasión de descubrir en el que, tras largo e injusto destierro, ha sido llamado al trono de España
-No parce un niño por la madurez de su juicio, por la frialdad de su razón, por el dominio que tiene sobre si mismo.-¡dentro de un año, amigo mío,-añadió,-vuestro Rey no tendrá 18, sino 30 años!.
¡Que las palabras del inteligente y distinguido publicista sean proféticas!, ¡Que el que ciñe la corona a sus sienes en tan graves y difíciles circunstancias, pero bajo tan venturosos auspicios, realice las esperanzas que inspira!. Por último, que nuestros hijos griten, como hoy gritamos nosotros, “¡Viva Alfonso XII!”.


Jackson Veyan


Y que hace mientras tanto nuestro joven poeta José Jackson Veyán  ( sólo cinco años mayor que el monarca),…pues dejarse llevar por ese entusiasmo esperanzador  y  como poeta que va cobrando renombre, publica una composición junto a otros autores en el número especial que ese día 14 de enero de 1875 publica  el diario político La Época , es un poema, serio, romántico, propio del estilo imperante en la época y en sus primera composiciones y alejado del carácter alegre y  festivo que luego caracterizo su obra :








LA NUEVA AURORA
POESIA DEDICADA AL FAUSTO ADVENIMIENTO DE D. ALFONSO XII
Cedió del huracán la impía saña,
abre la flor su perfumado broche,
Luce el alba tras cruda y negra noche:
¡cantan las aves y sonríe España!

Alza su frente la gentil matrona:
la que cuenta en sus hijos un Pelayo:
la que tiene en su historia un Dos de mayo
y por glorias sus días eslabona.
¡Es ella, si, que altiva
se eleva sobre escombros!
la diadema real su sien corona,
pero en su mano augusta
lleva un cetro de oliva,
y un manto de piedad sobre los hombros.
-
Sumida en tu letargo
¡cuántos al verte te juzgaron muerta!
De tu sueño fatídico y amargo
la justicia divina te despierta.
Como débil barquilla
que sin timón zozobra por los mares,
así por la ambición y las pasiones
zozobraron también tus ilusiones,
sin arribar a la anhelada orilla.
¿Qué hiciste del dosel omnipotente
a cuyo amparo floreció tu gloria?
¿Hundiese en el olvido el sol fulgente
que iluminaba tu preciosa historia?
Eso el mundo creyó cuando en el lecho
doliente suspirabas.
¡Sin vida te juzgaron porque apenas
se oían los latidos de tu pecho!
Más no lo quiso Dios: el fuerte roble
solo cedió un instante
al peso de la infausta y dura suerte,
y  pronto altivo y fuerte
levantó su cabeza de gigante .
-
La corona inmortal de San Fernando
en el polvo tocó, pero su peso
arrastro en su caída
de los derechos las sagradas leyes,
y lloró España herida
por el grato recuerdo de sus reyes.
Ayer, para arrancar de nuestro suelo
el sólio soberano
hubo sangre, y dolor, y triste luchas
de hermano contra hermano…
¡Hoy renace sin luto, sangre y guerra
al trono secular de sus mayores,
Cual brotan de la tierra
impulsadas por Dios las puras flores!
¡Dichoso vos, señor, que del cariño
de la nación sois dueño!
Aquel pueblo leal que cuando niño
arrulló con sus preces vuestro sueño
hoy os brinda de amor bendita palma
en himno celestial…¡Coro sublime
eco del corazón, hijo del alma!
¡Cuánto espera de vos!...¡Cual se  segura
su pobre dicha en vuestro rico trono!
¡Paz , trabajo, virtud, grata ventura
tras miseria, dolor y necio encono…
Eso la patria augura
y yo con vuestro nombre se lo abono.
-
¡Alfonso!...Dulce objeto de mi labio
Nombre feliz, terror  del agareno,
siempre de glorias y de laureles lleno…
¡Alfonso el luchador!...¡Alfonso el Sabio!
digna rama seréis del noble tronco
De vuestra raza ilustre:
del vencedor del Flandes y Brihuega:
de aquel cuya memoria no se empaña:
del padre cariñoso de la España;
de aquel rey que arrogante,
la corona en la sien, la espada al cinto
gloria del mundo fue…¡Felipe quinto!
Alfonso doce mi canción inspira;
más ¡ay! de fuerzas me contemplo falto
y  dudo que tan alto
puedan subir los ecos de mi lira.
A vuestras plantas mi perdón imploro
si mi acento os ofende.
No soy el vate de laúd sonoro
que sus amores y desdenes canta
soy el profeta que su fe levanta
y que el futuro bienestar predice
¡Me ilumina de Dios la llama santa!
¡Soy la nación ibera que os bendice!

JOSE JACKSON
Madrid , 14 de enero de 1875.

Continuara…..





Fuentes consultadas Biblioteca Virtual de  BNE