domingo, 8 de febrero de 2015

La burra de Apolo






Teatro Apolo en la calle Alcala de Madrid junto a la Iglesia de San José . Al fondo los edificios existentes antes de iniciarse la obras de construcción de la Gran Via

Corría el año 1890 cuando la noche de 7 de mayo una nueva estrella brilló en el firmamento del Teatro Apolo de Madrid. Esa noche y consecuencia de una célebre apuesta de autores en el Circulo Literario y Artístico (1),  con letra de Fernando Manzano y música del maestro Chapí, se estrenó la obra “Las doce y media y sereno”.  Quisieron los “hados” , que sacaran  a escena una borrica , y debió de contribuir al éxito de la función que la misma repitió y repitió en su papel … y no hubo obra que se preciara donde no actuara nuestra burrita, y así es como en propiedad y sin insultar a nadie podemos hablar de “la burra de Apolo”. Dos años más tarde nuestra amiga seguía actuando y José Jackson Veyán, asiduo del Teatro y su saloncillo , donde estreno varias obras y no pudo resistirse  a dedicarle unos versos  que se publicaron en el Madrid Cómico de 9 de julio de 1892:



A LA BURRA DE APOLO

¡Burra insigne y sin rival
que en la escena estás de moda!
Muy burra mia y de toda
la estimación animal:

Hace tiempo que a cantarte
me mueve la admiración,
y se eleva mi canción
hasta las cuadras del arte.

Que no me entiendes discurro,
y esto es natural que ocurra.
Dispensa, querida burra,
que yo no posea el burro.

Tu lenguaje no aprendí­,
y aunque tu beldad me inspira,
no tiene mi pobre lira
ni un rebuzno para ti.

La oreja á mi canto aplica
y adivinarás al cabo.
¿Lo ves?... Meneas el rabo.
Eso gratitud indica.

Aplícate y cantarás.
Yo tu aplicación invoco.
¡Si tú cantaras un poco,
habría una tiple más!

¿Qué temes ni qué te apura?.
Que un puesto en lista te den.
¡Tú pisas la escena bien
y tienes buena figura!

¿Pues qué más, di, necesitas?
Ni aun ir al Conservatorio.
Tú tienes un repertorio
de obras como muy poquitas.

Rebuzna, en el buen terreno,
que no es de ayer tu afición.
Saliste a la escena con
Las doce y media y sereno.

Y desde aquel mismo instante
no hay obra, grande ni chica,
que no tenga la borrica
su papelito importante.

Por verte el teatro se llena:
de tu hocico no se asustan,
y es que al público le gustan
las borricas en la escena.

Éxitos extraordinarios
obtuviste, y hasta el dí­a
no te han dado todavía
beneficio... ¡Qué empresarios!

Disfrutas humilde bolo,
y lo justo no te dan.
¿Qué vale la de Balaán
junto á la burra de Apolo?

El mérito no se vende
por un pienso humilde y ruin.
¿Nó es tu amigo el buen Martín?...
¿Pues por qué no te defiende?

Ya que te quiere y te mima,
Que a la empresa acuda en queja.
¡Nada, enséñales la oreja!
¡Que no se monten encima!

Di que te saquen de apuros,
sin jugar con los artistas.
Pide un lugar en las listas
y en la nomina diez duros.

No temas, por tu fortuna,
que te reemplacen allí­.
Hay mil burras por ahí­,
pero como tú ninguna.

En la audacia el triunfo estriba.
¡No tengas carácter blando!
¡Rebuzna de cuándo en cuando,
y tú llegaras arriba!

Si tu mérito abaratas,
no lograrás gran favor.
Esto te dice un autor
que besa tus cuatro patas.

JOSÉ JACKSON VEYAN .

(1)          A comienzos de 1890  se fraguó en el Circulo Artístico y Literario un concurso de ingenio entre  conocidos  autores cómicos  ese día presentes Ramos Carrión, Vital Aza, Estremera ,Ricardo de la Vega, Sanchez Pastor, Luceño, Serrano de la Pedrosa, Sinesio Delgado, y Manzano. Uno de los contertulios lanzo la idea de que  escribieran cada uno de ellos en una cartulina el título de una obra, después se mezclarían y cada uno cogería una cartulina al azar comprometiéndose a escribir una obra con ese título, lo que todos aceptaron. Así a  Manzano le toco “Las doce y media y sereno”, a  Ramos Carrión “El chaleco” a Vital Aza “Su excelencia”  o por ejemplo a Sinesio Delgado “La baraja Francesa”.