Cigarrera. Fot. Univ. Sevilla |
Hoy vamos a referirnos a evocadora figura o tipo madrileño de “La cigarrera”. En el barrio de Embajadores, situada en el corazón de los populares barrios bajos madrileños se erigió a finales del siglo XVIII un edificio que a comienzos del siglo XIX, durante la ocupación francesa paso a destinarse a fábrica de tabacos, y así permaneció hasta el año 2000. La popular Fábrica de Tabacos, o Tabacalera de sobra conocida por todos los madrileños y hoy reconvertida en especaio de promoción del arte ( fundamenteamnet del arte visual) .
Su importancia fue fundamental desde mediados del XIX a mediados del siglo XX, siendo una de las industrias, sino la única asentada en el centro de Madrid, que concentraba una población asalariada que osciló entre las tres mil y las casi seis mil personas, mayoritariamente mujeres. Y además, no de cualquier mujer, sino de mujeres de “armas tomar” o levantiscas, puesto que protagonizaron en diferentes momentos historicos motines (así cuando trató de introducirse en la fábrica maquinaria para liar el tabaco), de lo que se hacen eco los principales periódicos de la época
La salida de la fábrica de esa riada de mujeres debía de ser todo un espectáculo, que levantaba el imaginario popular. Y así la figura de la cigarrera ocupó su propio puesto en la literatura y en el teatro, como una mujer jovial y alegre, provocadora, descarada, combativa y laboriosa, no sólo en Madrid, sino en otras capitales como Sevilla , Valencia, Cadiz, La Coruña….
Como
siempre os dejamos con el retrato de
Jackson Veyán
La cigarrera. Il. Montegud |
Quien no
haya visto á la Puri
y no
conozca sus prendas,
que en la
Fábrica pregunte
y le
dirán quién es ella.
Una
morena graciosa,
más
graciosa que morena;
con unos
dientes tan blancos
que me
río de las perlas,
cuando en
dos filas iguales
al
sonreír los enseña;
con una
boca tan chica,
que el
suspirito que vuela
y
buscando la salida
a sus
rojos labios llega,
antes de
salir, dios sabe
el
trabajo que le cuesta.
Una chula
de una vez,
con
andares de princesa,
con dos
ojazos más grandes
y más
negros que su pena,
y eso que
nació la pobre
con una
suerte bien negra,
pues dió
su madre la vida
cuando le
dió la existencia.
El padre
no se enteró
de que
tal hija tuviera,
hasta que
de madrugada,
al salir
de la taberna,
y entrar
en su cuarto bajo
de la
calle de las Velas,
en un
rincón, medio à oscuras
vió
difunta a su parienta,
y en otro
rincón, llorando,
a una
vecina ya vieja
que tenía
à la chiquilla
entre
unos trapos envuelta
y con tal
hambre atrasada
que ya
buscada la teta
metiendo
la cabecita
en la
toquilla mugrienta.
De
caridad la criaron:
y se crió
sana y buena
rodando de
madre en madre:
siempre
con la boca abierta
esperando
la limosna;
siempre
con cara risueña
agradeciendo
el favor,
y siempre
bonita y fresca
como una
rosa de Mayo.
¡La
caridad es tan bella
que todo
cuanto cobija
con su
mano lo hermosea!
Cuando
cumplió los tres años
se quedó
sola en la tierra.
Al padre
lo hallaron muerto
un día
entre dos botellas
de
aguardiente, achicharrado
por la
combustión interna,
sólo, y
sin que una campana
tocase á
fuego siquiera.
Y se hizo
mujer la Puri;
pero, una
mujer completa,
y en la
sección de liados
no hay
quien los dedos la vea
cuando
sin descanso envuelve
cigarrillos
de á cuarenta.
Labor
fina es su labor;
y tan
fina y tan selecta
y de tan
rico perfume
que
parece de la Vuelta
de Abajo
la picadura
que en
blanco papel encierra.
El
cariñito de su alma
tan
grande, desde pequeña
lo tiene
dentro encerrado,
y á
veces, sin que lo advierta
la
interesada, se asoma
y
ardiente relampaguea
en sus
ojos, escondido
entre las
pestañas negras
como
diciendo impaciente:
«Caballeros,
¿quién me estrena?»
Pero
aunque tanto la miran
y aunque
tanto la requiebran,
no
encontró la pobre Puri
un hombre
como el que sueña.
Un hombre
honrado y formal,
de esos
que quieren de veras;
que
buscan á una mujer
para
llevarla á la iglesia
con su
vestidito negro
y con su
mantilla negra,
y con el
ramo de azahar
colocado
á mano izquierda,
y bien
cogida del brazo
robusto
que la sujeta.
¡Brazo
que siente el alivio
del peso
de la herramienta!
Hombres
firmes en querer
quedan
pocos en la tierra:
por eso
la pobre Puri
tendrá
que morir soltera
en la
sección de liados,
labor
fina de á cuarenta,
sin saber
á lo que saben
esas
caricias tan tiernas
con que
las madres endulzan
de sus
hijos la existencia.
¡Sin
sentir sobre su frente
un beso
de amor siquiera!
José
Jackson Veyan, La cigarrera.
Nuevo
Mundo, 21 Marzo 1900.
Fuentes:
Hemeroteca digital BNE
Fotos:
http://www.fotolog.com/pedronavazo ( Fabrica de Tabacos)
http://www.actualidaduniversitaria.com/2011/09/la-exposicion-la-real-fabrica-de-tabacos-en-accion-recorre-la-provincia-de-sevilla/ ( Cigarrera)
Hemeroteca digital BNE
Fotos:
http://www.fotolog.com/pedronavazo ( Fabrica de Tabacos)
http://www.actualidaduniversitaria.com/2011/09/la-exposicion-la-real-fabrica-de-tabacos-en-accion-recorre-la-provincia-de-sevilla/ ( Cigarrera)
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