No hay tema que más quebraderos de cabeza suponga para
un alcalde de Madrid, que el servicio de limpieza ¡Que se lo digan a Doña Manuela Carmena, actual
alcaldesa de la Villa y Corte y a los sufridos madrileños¡. Pero como siempre
decimos en este blog, la historia no hace sino repetirse. Retrocedamos unos 117
años atrás, a finales del siglo XIX y en una España también en crisis,
concretamente a 1898; el 14 de julio el diario “La Época se hace eco de la siguiente
noticia:
“REVISTA del servicio de limpiezas
A las doce del día, con un sol tropical, se ha
verificado hoy en el paseo de coche del Retiro la revista del ramo de limpieza
y riegos.
Ha sido presenciada por el alcalde-presidente ,
señor con de Romanones, concejales, inspector del ramo inspector de policía
urbana y prensa
Los barrenderos, carreteros y mangueros, han
estrenado un nuevo uniforme, consistente en blusa de lona rayada, pantalón de
pana color café, no muy apropósito para el tiempo que disfrutamos, y sombrero
gris de ala ancha.
El material es muy deficiente, pues solo hay
para el servico del interior y
extrarradio 38 cubas de riego, la cuarta parte de las necesarias, 7 cubas
pneumáticasa para la limpieza de pozos negros y una cantidad insignificante de
desvencijados carros arrastrados por escuálidas mulas que apenas pueden con los
huesos.
El número de individuos afectos al servicio de
limpiezas es de 450, con los cuales no puede hacerse el barrido y riego de
Madrid, sobre todo hoy que el extrarradio que llega hasta Tetúan por la parte Norte.
Hace diez años cuando la población era bastante
más pequeña, había 800 barrenderos, número que ha disminuido anualmente en
perjuicio del vecindario y de la higiene.
El Ayuntamiento debe poner atención en mejorar
este servicio.”
Nos suena, ¿verdad que sí?. Pues hoy vamos a ocuparnos
de uno de esos tipos madrileños, habituales de la calle de aquel Madrid, y de
sobra conocido por todos : “los mangueros de la Villa” también conocidos como
regadores, a lo que de pequeños provocábamos con aquello “la manga riega que aquí
no llega…”, y a los que José Jackson Veyán dedica unos versos en el Blanco y
Negro de 5 de noviembre de 1898:
Los mangueros de la Villa
No hablo de los concejales
del ilustre Ayuntamiento,
que mangas y capirotes
suelen hacer. Los mangueros
a quienes aludo, son
los de las mangas de riego.
Van por parejas, lo mismo
que los señores del cuerpo
de Orden Público, causando
más temor y más respeto
que los cachazudos
guardias,
aunque sin armas de fuego.
El guardia, si llega el
caso
raro de que llegue a
tiempo,
media una vez , y otra
vez,
y otra, en riñas y jaleos,
hasta que al fin se convence
de que es inútil su esfuerzo
como dijo , muy bien
dicho,
Don Ricardo el sainetero
(1)
en Los baños celebrados
del Manzanares , modesto.
En cambio, los de la manga
como al aviso primero
al infeliz transeúnte
no se les quite de en
medio,
le echan el Lozoya encima
y lo ponen como nuevo.
Son el terror de esos
trajes
baratos, que venden
hechos,
porque se le va la goma
con el líquido elemento,
y se queda el parroquiano
peor que si fuera en
cueros,
en un cedazo metido
que apenas le cubre el
cuerpo.
Nunca dicen:”¡Agua va!”.
Imitando a los cocheros
cuando el peligro esta
encima
Dicen: “¡Eh!” con voz de
trueno.
Vestidos de rayadillo
y con sombrero ancho
color de ceniza, corren,
manga al brazo , en todo
tiempo.
El que hace la puntería
es un hombre hecho y
derecho
el que dispara la pieza
es un rapaz inexperto
y los dos, sin que yo trate
de ofenderlos, son
gallegos.
Los perros de Terranova
son sus amigos más tiernos
y a honesta distancia buscan
el chorro abundante y
fresco,
pero los galgos ingleses
y chinos, de poco pelo,
como almas que lleva el
diablo
salen de la ducha huyendo.
¿Qué seria, sin las mangas
de los pobre betuneros?
El sucio lodo salpica
de blanco calzado negro
y de negro de bordequín
de color de caramelo.
El que se mete en los
charcos
como todos nos metemos
y es aseado, se deja
en el salón veinte
céntimos.
No hay bien que no produzca
un perjuicio manifiesto
Pero hoy en la capital
de España, son los de
riego
la salvaguarda del orden.
Hoy ya no levanta el
pueblo
barricadas en las calles;
no hay manolas ni
chisperos;
la antigua gente del
bronce
ha venido muy a menos
y si cuatro revoltosos
dan gritos contra el
Gobierno
sin que la Guardia Civil
contravenga al reglamento
hiriendo al vecino honrado
y no al criminal perverso,
con las mangas de la Villa
y un gobernador resuelto
que tenga un poco más de
ancha
la manga que los mangueros
el orden está seguro
y seguro el Ministerio.
José Jackson Veyán
Blanco y Negro
5 de noviembre de 1898
(1)
Se
refiere a Don Ricardo de la Vega, famoso sainetero y autor entre otras del libreto de
la popular “Verbena de la Paloma”.
Fuentes:
Textos: Archivo personal, y Hemeroteca de la BNE
Fotografías:
Blog de Historias matritenses. “Tipos , tipillos y
Tipejos” de José Manuel Seseña Molina http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2012/12/tipos-tipillos-y-tipejos-de-madrid.html
Artículo “Un paseo en tres dimensiones por la
España del siglo XIX” de Rubén Diaz Caviedes http://www.jotdown.es/2013/10/un-paseo-en-tres-dimensiones-por-la-espana-del-xix/
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