José Jackson Veyán |
Bajo el titulo “De Actualidad” los que sigáis el
blog sabéis que suelo englobar aquellos fragmentos
de obras de Jackson Veyán, sea en verso o en prosa, que se refieren a hechos o narran
situaciones, que salvados los años podrían publicarse en el momento
actual. Hoy en día es constante la polémica
alrededor de cierto periodismo, próximo
o confundido con el periodismo de “corazón” o rosa, que indaga en aspecto de la
vida de personajes públicos, que exceden de su faceta pública y son puro “cotilleo”,
y creemos que son males de la sociedad moderna… pero que equivocados estamos
Hoy os dejo
con un artículo de José Jackson Veyán
incluido junto a otros en su libro “Prosa
Vil”, a finales del Siglo XIX ( hacia 1890), en este caso no he localizado el periódico
o revista concreta donde se publicó:
“REPORTERISMO
El afán de saber y contarle al
público todo lo que no le importa, constituye hoy una plaga que amenaza
constantemente el secreto del hogar y la paz de la familia.
No bastan al reporter los datos políticos, científicos o literarios del ministro
H…, del sabio J… o del autor K…, sino que, traspasando, a mi juicio, los
limites de la prudencia, pretenden conocer los detalles íntimos de la vida
privada, que suelen tener más de ridículos que de interesantes.
Yo concedo la prensa todas las
libertades, menos la de meterse en lo que no le importa y contar a su lectores
si el ministro tiene sabañones, si el sabio juega al toro con sus chiquillos, o
si al literato le gustan mucho las judías estofadas por la hojita de laurel que
adereza el guiso.
“¿A qué hora acostumbra usted a
levantarse?” “¿Bebe usted vino en las comidas?””¿Cuántos besos acostumbra usted
a darle a su esposa por semanas?”.
Estas son las preguntas diarias
que hacen a todos los hombres eminentes esos chicos de la prensa que se cuelan
por el ojo de una aguja.
Hoy sabemos todos las camisas de
dormir y las enaguas bordadas que tiene la Marquesa de X… dos meses antes de
que se case con el Barón de Z…
La polilla indagadora no respeta armarios ni cómodas, y hace una
reseña de ropa interior con el
descaro del mundo.
Medias, veinticinco ( Hay un par
descabalado).
Cubrecorsés, catorce. ( Seis
nuevos, cuatro a medio uso y cuatro incapaces de cubrir nada.)
Pantalones, diez y ocho. ( Seis
de hilo y doce de algodón barato.)
Pañuelos, cuarenta y ocho. (Treinta
y cinco con cifra y corona bordadas, y
trece con zurcidos muy disimulados.)
Estos, más que la lista del
trousseau, parece la lista de la lavandera.
La alcoba nupcial es registrada y
descrita antes de la boda, y se entera la gente de que la mesilla de noche
parece de nogal, pero que es de pio, chapeada, y de que la cama de matrimonio,
es de madera tallada, pero de poco resistencia.
Conocidos estos detalles, ¿con
cuánta intranquilidad no buscará descanso el pobre marido?
Hay noticias que pueden influir poderosamente
en los destinos del hombre y de la mujer.
¡Qué sobresaltos, acordándose
entre sueños de las torneadas cuanto endebles patas del lecho!
Ahí tienen ustedes al reporterismo cohibiendo aun recién
casado toda la noche!
Convengamos en que hoy se dice
más de los que debiera decirse, y se cuentan
muchas cosas que maldito si vienen a cuento.
En la prensa francesa he leído,
con ayuda del diccionario, porque no domino el francés, noticias estupendas
acerca de hombres eminentes. Detalles íntimos que ponen que ponen los pelos de
punta.
A Renán le gustaba el café con
mucha leche, y odiaba el queso, sin embargo.
A Zola le encantan las gatas, y
aborrece a muerte a los gatos.
¡Arcanos misteriosos del corazón
de los genios, que llenarán de inquietudes a las generaciones venideras!
Si un reporter no hubiese
registrado la cocina y otro no hubiese reparado en el sexo felino, nada
sabríamos acerca del café con leche de Renán, ni de las afecciones gatunas de
Zola.
Sin la moderna inquisición periodística, ignoraríamos
que lord Palmerston usa cuellos postizos, y que Pidal y Mon se baña los pies en
agua antes de comer.
Los derechos individuales
conquistados por el pensamiento libre son un mito en las actuales circunstancias.
Un noticiero allana el domicilio
del cualquiera sin mandamiento del juez: toma declaración a un inocente del
crimen de la celebridad, y lo condena a la vergüenza pública, declarando los gastos
de oficio.
“Donde menos se piensa salta un reporter”
Hay que enmendar el antiguo
proverbio.
Ya pueden las eminencias decorar
bien sus despachos, porque están de moda los fotograbados en los semanarios con monos.
Está Castelar escribiendo un
artículo sobre la republica posible, y catate al reporter que lo ha enfocado
con la maquinilla fotográfica, y le ha sacado una negativa en el propio
instante en que estaba el eminente orador rascándose la oreja izquierda.
Y después del correspondiente
grabadito, véase la lista de objetos que adornan los despachos.
“sobre roja panoplia, una espada
que no pincha ni corta ( que bien pudiera ser de la ley o la de Bernardo).
Un puñal que no es el del Godo,
ni mucho menos.
Un rifle americano, que dispara
proyectiles. Dos sables de madera, y otras armas
blancas, que seria prolijo enumerar.
Dos jaulas ocupan los huecos de
los balcones; una grande de de hoja de lata, con un loro verde esperanza que
recita a todas horas la Constitución del 69, y otra pequeña y dorada, que
encierra un pobre mirlo que se pasa la vida silbándola” Marcha Real”.
No perdonan detalle digno de
publicidad, y averiguan si el papel es de hilo o de algodón, y si las plumas
son de ave o de acero, lo cual es muy importante para poder apreciar la calidad
de los escritos.
El verdadero reporter no respeta lugar ni perdona ocasión.
A Cánovas lo detiene en los
pasillo del Congreso para preguntarle si esta vacunado, y si recuerda el día en
que rompió a hablar; y a Sagasta lo
visitan en la Presidencia para que diga la fecha en que echo el primer diente y
el día en que se estrenó su uniforme de miliciano.
También hay biógrafos a domicilio, que van pidiendo datos por las casas
Estos suelen concluir siempre por
pedir dinero, que es el dato más
interesante.
Pero la nota más cursi de esta
afán de publicidad es la de las “Declaraciones íntimas”.
Acaban de dejarme sobre la mesa
un interrogatorio impreso, y me despido de ustedes contestando a las majaderías
que me preguntan.
Rasgo principal de mi carácter: El
humorismo.
Cualidad que prefiero en un hombre: Que lo
sea.
Cualidad que prefiero en la mujer: La
condescendencia.
Mi principal defecto: Todos
son principales.
Ocupación que prefiero: Jugar
al tresillo.
Mi sueño dorado: 500
representaciones.
……..
No hay comentarios:
Publicar un comentario