Chueca y Jackson |
En la década de los 90 del siglo XIX , señala Deleito y
Piñuela en “Origen y Apogeo del género
Chico” las salidas del maestro Chueca a
la palestra teatral eran menos frecuentes, pero cada vez que salía lo hacía con
éxito.: “Una de ellas fue para estrenar Las
Zapatillas, obra con la cual “se puso las botas” la empresa de Apolo para
unos cuantos meses.
Ya a comienzos de 1895 se hacía
eco la prensa teatral de que Federico Chueca
y Jackson Veyán tenían preparada una
obra para el Teatro Apolo, que sin embargo no se estrenó hasta finales de año,
dado por fin un soro éxito a la empresa teatral que había flojeado ese año. Días
antes del estreno , el 17 de noviembre de 1895, tuvo lugar un banquete del Circulo de Bellas Artes en honor de Jackson
Veyán y al que ya he hecho alusión en otra ocasiones para celebrar el éxito de Jackson
Veyán con la obra “La Primera Medalla”; tras los brindis puso final a la
fiesta el maestro Chueca que entre otras
piezas , sentado al piano, tocó y cantó todos los número que había compuesto
para Las Zapatillas ( El País de
18/11/1895).
“Fue el tal estreno la noche de 5
de diciembre de 1895, siendo su letra de un autor tan experto como Jackson
Veyán. La unión de ambos había producido alguna pieza de relieve con
anterioridad, como La caza del oso”….Las
zapatillas no fue en el historial de Chueca un acontecimiento tan memorable
como La Gran Vía y Agua , azucarillos y aguardiente; pero no merece el silencio
a que la condenan los pocos, ligerísimos y mal informados que han pretendido hasta
hoy dar algún apunte histórico del “género chico”. Ocupa un lugar señalado en
los anales de Apolo. Es un juguete-“cuento cómico-lírico“-le llaman sus
autores- escrito en verso con facilidad y gracia que Jackson tenía para forma
poética llamada desaparecer, sin duda por ser su más firme recurso teatral , ya
que ni su fuerza cómica igualaba a la de
Arniches, ni como observador de tipos y
ambientes podía compararse con Javier de Burgos o Ricardo de la Vega. Pero en
Las Zapatillas la música aventaja con mucho a la letra, siendo “chuequismo
puro”, y por tanto, madrileña hasta los tuétanos.
Jackson da un nuevo golpe a la
tesis tanta veces llevada al teatro, desde Bretón de los Herreros a Benavente para no remontarnos ni a épocas ni a países lejanos), de que cada
uno debe avenirse con su ambiente neutral, sin tapujos megalómanos de subir
acierta alturas, que le hagan caer…por lo menos en el ridículo. Y utiliza
tipos, no por gastados, de efecto menos seguro en el público, como el maestro
de escuela hambriento; personaje más bien trágico, que subsistió durante todo
el siglo XIX ( en el teatro y en la vida de España), aunque le convirtieran en
cómico los autores” (Deleito y Piñuela ).
Para hacernos una idea de la expectación ante el estreno de la obra sigamos la crónica
teatral publicada al día siguiente, el 6 de diciembre de 1895 en “La Iberia” bajo el titulo TEATRO DE APOLO "Las Zapatillas”:
“Desde cinco pesetas en adelante
pedían anoche los revendedores por una butaca de la fila 15 y siguientes, que
no son, por cierto de las mejores, á aquellos que habían llegado tarde al
despacho, pues desde las primeras horas de la tarde se puso el consabido
cartelito de que no había billetes para el estreno.
Esto no era buena ni mala señal,
pues en otros estrenos ha ocurrido lo mismo, y la silba ha sido-monumental, sin
duda por el exceso en el precio de las localidades.
El teatro rebosaba gente, y en
palcos y butacas veíanse muchas mujeres hermosas.
Hacía tiempo que el teatro de
Apolo no se vestía de gala y se presentaba brillante.
De boca en boca corrían los
nombres de los Sres. Jackson Veyan y maestro Chueca, autores del libro y de la
música, respectivamente, y aunque se esperaba fuera la obra bien acogida, nadie
pudo suponer que la viera dos veces, pues sin que se nos tache de exagerados,
diremos que se repitió toda la obra.
El preludio alegre y muy popular,
como que le sirve de desarrollo los compases de la jota, compases que sirven
para todos los números musicales sucesivos, fué oído con agrado. Después...
después hay un cuarteto ingenioso, original y muy nuevo, que hizo reír
grandemente, y que se repitió. Una serenata, con la que se hizo lo propio; un
pasodoble valiente, inspirado y hasta patriótico, de notas tan alegres como
sentidas, pieza musical que se oyó de nuevo entre grandes aplausos; un dúo, un
coro y el tango del chavito, tres números que también se repitieron, tal es, á
grandes rasgos, la música.
El libro es inferior; pero esto
no quiere decir que la fábula sencilla que en él se desarrolla, no tenga
interés ni situaciones cómicas, además de estar plagada de chistes de todas
clases, desde lo más inocente hasta los que pican como guindillas; pero dichas
con tal oportunidad, que no hay razón para que se ofenda nadie.
La obra lleva por título Las
zapatillas, y sí la empresa de Apolo es supersticiosa, habrá encontrado de buen
agüero que estuvieran bordadas de oro, porque este precioso metal en moneda
llenará en breve sus cajas.
De la interpretación merece
citarse, en primer término, á la señora Vidal, que trabajó con singular
acierto, señorita López y Sres. Rodríguez y Mesejo (padre é hijo).
Las zapatillas se harán muy
viejas en el teatro de Apolo.
El maestro Chueca recibió anoche
una verdadera ovación. Los aplausos del público le obligaron á presentarse en
escena más de catorce veces, muchas de ellas en unión de Jackson.
En resumen: una obra que verá
todo Madrid y una música que sé hará popular muy pronto.
¡Gracias á Dios y al maestro
Chueca, que han empezado en Apolo los éxitos y que puede renovarse el cartel ¡.”
También “La Época” de 6 de diciembre
señala :”No eran precisas para que la zarzuela estrenada anoche en Apolo
alcanzara un gran éxito, ni las excesivas demostraciones que la claque hizo á
su favor, ni las alusiones, más ó menos transparentes—de bola á bola ó por
tabla—que hacen alguna que otra vez los autores á ciertos asuntos de
actualidad.
El libro, sin ser “cosa del otro
jueves” es entretenido siempre, y en varias escenas gracioso. El cuento que le
sirve de base está desarrollado con habilidad, y no faltan en toda la obra ni
chistes de buen género ni versos fáciles y sonoros. Además, los principales
tipos «resultan» bien dibujados, y las situaciones musicales representadas con
acierto.
A la música, sin embargo, se debió muy en primer término el triunfo de
la nueva zarzuela. El Sr. Chueca ha escogido para Las zapatillas, en el
repertorio abundante de las números que tenía inéditos, seis ó siete muy
agradables y lindos, y en los que se reconoce desde los primeros compases «la
marca de fábrica ».
El público, en general, siempre
gusta de esta clase de música, juguetona y callejera, que, según la frase
vulgar, «se pega al oído», y anoche celebró con sincero y vivo entusiasmo la
que le ofrecieron en Apolo.
Todos los números son preciosos,
y todos se repitieron; pero los mejores, sin duda alguna, á juzgar por los
aplausos de la concurrencia, son el cuarteto y coro de pretendientes, en el
primer cuadro; el coro de invitados, en el último, y, sobre todo, un pasacalle,
con coplas de jota, muy bien instrumentado en su parte principal, como el resto
de la partitura, por él joven maestro Saco del Valle.
Casi toda la plana mayor de la
compañía de Apolo toma parte en la interpretación de Las Zapatillas. La Sra.
Vidal, que es una excelente característica; el Sr. Rodríguez y el Sr. Carrera»
distinguiéronse especialmente.
El Sr. Jackson Veyán—autor del
libro—y el señor Chueca, salieron a escena muchas veces entre ruidosos aplausos.
La Empresa de Apolo ha
encontrado, al fin, la obra que necesitaba.
Sea enhorabuena “.
Felipe Pérez y González,
autor del libreto de “La Gran Vía” y gran amigo de Chueca y Jackson publicó los
siguientes versos
«LAS ZAPATILLAS»
Un éxito completo
y de duración segura.
¡Qué música y qué libreto!
qué libro y qué partitura.
Ya logró Apolo su afán,
que al fin su suerte se
trueca,
gracias á Jackson Veyán,
y al saladísimo Chueca,
pues harán por maravillas,
de sus chistea y sus notas
que con esas zapatillas
se pongan muchos las
botas.
Felipe
Pérez y González
El
liberal 6/12/1895
Pese a que algunos críticos dijeron que la idea del libreto no era nueva, lo
cierto es que coincidieron en que la empresa se iba a poner “las botas” con la
obra, que siguió representándose con mucho éxito, e incluso motivo un “reprise”
en el propio teatro Apolo en octubre de 1897. De Madrid la obra paso a
estrenarse a Barcelona, en febrero de
1896 en el teatro “El Dorado” donde se trasladaron los autores para tal
acontecimiento, y donde se granjeo igualmente el favor del público.
Por últimos la reseña publicada en Blanco y Negro el
14/12/1895:
“El dios Éxito seguía su triunfal
paseo del brazo de Dicenta sin detenerse en ningún teatro y mirando
desdeñosamente al pasar los carteles, envejecidos por el repertorio.
Por la calle de Sevilla los
cómicos le seguía suplicantes. Avecinábase la Pascua: el turrón asomaba descaradamente
en algunos escaparates, al pavo se le estaban dando los últimos toques, y la
obra grande del género chico no llegaba; …
…Las súplicas y las sinceras
lamentaciones de aquella gente llegaron a lo vivo y a lo más hondo de aquel
dios, que inmediatamente encargó al dios Apolo, jefe de negociado de obras, la
adquisición de una de positivo resultado y en buenas condiciones. Apolo llamó a
Chueca y a Jackson, los sentó a su diestra, y confeccionaron unas magníficas Zapatilla que sin necesidad de calzadores
( vulgo claque) le entraron al
público en cuanto se las puso, encontrándolas tan primorosas y tan de su gusto,
que quiso conocer a los autores, y entonces se destacaron sobre la escena los padres
de la criatura. Creció el aplauso, y la cortina subió en honor de ellos muchas
veces.
Después de esto, lo
característico, lo corriente en estos casos, la peregrinación de amigos al
escenario, los entusiasmados profetas, que cogen al autor y lo zarandean de
lindo para decirle:
-¿Qué te dije yo esta tarde en el
ensayo? ¿Eh? ¿Has viso como ha gustado? ¡Yo nunca me equivoco! .
También los hay caballeros que después
de los abrazos de ordenanza se descuelgan con los siguiente:
-Diga usted, ¿y mañana hacen esto
también?
Y hay para matarles.
Otros después de las
felicitaciones y de hacerse lenguas de la cosa , concluyen por decir:
-Si, señor, muy bonita; pero si
llega usted a estar en mi casa, esta tarde, hace usted una comedia con lo que
nos a ocurrido.
Y aquí generalmente cuentan una tontería.
Y también hay para matarles.
Pero no divaguemos y sigamos con Las Zapatillas. La música de Chueca, fresca,
graciosa, llena de giros madrileños, con desgaires y desplantes de una moza de
rompe y rasga, ha triunfado.
El pasodoble, viril, con acentos
tiernos y sentidos que no tocan nunca en lo cursi; el originalísimo número del
Chavito, el inspirado duo y el “schotis”, de elegantísimo corte y de caprichosa
estructura, son suficientes para crear la reputación de una maestro, si éste no
estuviera ya consagrado de antemano por la marcha de Cádiz, que nuestro pueblo
ha convertido en himno nacional.
Chuce, antes que compositor, fue malogrado
estudiante de Medicina; y digo malogrado, porque sus aficiones musicales sorprendieronle
cuando estudiaba el tercer año: y como según el mismo dejo en los ratas:
Para seguir la carrera
Hay que tener vocación
Y ésta no la tenía , de ahí que cambiara el papel de matrículas por el
papel pautado, que en lugar de ir a clase se fuera a tocar el piano a un café
que había enfrente de San Carlos, y que compusiera tandas de valses titulada lamentos de un preso, que llevó a Barbieri,
a quien se presentó sin recomendación ninguna, y al que parecieron tan excelentes,
que se tocaron en los conciertos que dirigía
el autor Pan y toros…
Chueca, Manolo Rodríguez y Jackson saludado en escena |
…Jackson es uno de los libretistas más afortunados
y más laboriosos : tiene estrenados 110
obras, y entre éstas se cuentan Los
baturros, Los zangolotinos, Al agua patos, Toros de puntas, La indiana, Chateau
Margeaux y otras que el proporciona una saldo al año de 6.000 o 7.000
duros, sin contar Chateau Margeaux
que ha producido hasta la fecha ¡23.000 duros!, por lo que me explico que Jackson abandonará los hilos telegráficos
( - esto no es cierto-), que en veinticuatro años de servicio le han
producido un ascensito de 1.000 pesetas.
El autor es fecundo, y necesita serlos, porque
como además de autor es padre de familia con ocho hijos, tiene que estrenar al
año ocho actos por lo menos, a razón de un acto por cada chico.
La interpretación de Las Zapatillas me satisfizo: Rodríguez estuvo afortunado en su
maestro de escuela; los Mesejos tuvieron una buena noche; Carrers, en su corto
papel, logró el sincero aplauso del público; la Vidal estuvo muy graciosa, y la
Srta. López a quien no conocía, cantó su parte con mucho gusto
LUIS GABALDÓ N.”
No puede dejar esta entrada del blog sin contar
una curiosidad que encontrado publicada
en el Albúm Ibero Americano de 22/06/1905 :
“Verificóse en el manicomio del
Doctor Esquerdo el domingo pasado una
agradable velada para solaz de sus pensionistas. Alienados y enfermeros fueron
los improvisados artistas que interpretaron Las zapatillas y La indiana con mucho
acierto. Dicha fiesta organizóse en obsequio al popular maestro Chueca, que
tocó al piano varias de sus composiciones”.
P.D. Para los interesado, todos
los periódicos o revistas citados lo podéis consultar, en la Hemeroteca digital
de BNE, salvo Blanco y Negro que se
puede consultar en la Hemeroteca digital del diario ABC . Las imágenes se
obtuvieron de la “Ilustración Española y Americana” , “Nuevo Mundo” y “Blanco y
Negro”.
Os dejo con una selección de las Zapatillas gracias a Delitante Matritense de you tube y la pagina de facebook Una morena y una rubia
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