viernes, 28 de diciembre de 2012

Las Zapatillas, otra vez... Chueca y Jackson


Chueca y Jackson
En la década  de los 90 del siglo XIX , señala Deleito y Piñuela  en “Origen y Apogeo del género Chico”  las salidas del maestro Chueca a la palestra teatral eran menos frecuentes, pero cada vez que salía lo hacía con éxito.: “Una de ellas fue para estrenar Las Zapatillas, obra con la cual “se puso las botas” la empresa de Apolo para unos cuantos meses.
Ya a comienzos de 1895 se hacía eco la prensa teatral de que  Federico Chueca y Jackson Veyán  tenían preparada una obra para el Teatro Apolo, que sin embargo no se estrenó hasta finales de año, dado por fin un soro éxito a la empresa teatral que había flojeado ese año. Días antes del estreno , el 17 de noviembre de 1895, tuvo lugar un banquete  del Circulo de Bellas Artes en honor de Jackson Veyán y al que ya he hecho alusión en otra ocasiones para celebrar el éxito de Jackson Veyán con la obra “La Primera Medalla”; tras los brindis puso final a la fiesta  el maestro Chueca que entre otras piezas , sentado al piano, tocó y cantó todos los número que había compuesto para  Las Zapatillas ( El País de 18/11/1895).
“Fue el tal estreno la noche de 5 de diciembre de 1895, siendo su letra de un autor tan experto como Jackson Veyán. La unión de ambos había producido alguna pieza de relieve con anterioridad, como La caza del oso”….Las zapatillas no fue en el historial de Chueca un acontecimiento tan memorable como La Gran Vía y Agua , azucarillos y aguardiente; pero no merece el silencio a que la condenan los pocos, ligerísimos y mal informados que han pretendido hasta hoy dar algún apunte histórico del “género chico”. Ocupa un lugar señalado en los anales de Apolo. Es un juguete-“cuento cómico-lírico“-le llaman sus autores- escrito en verso con facilidad y gracia que Jackson tenía para forma poética llamada desaparecer, sin duda por ser su más firme recurso teatral , ya que ni su fuerza cómica igualaba a la  de Arniches, ni como  observador de tipos y ambientes podía compararse con Javier de Burgos o Ricardo de la Vega. Pero en Las Zapatillas la música aventaja con mucho a la letra, siendo “chuequismo puro”, y por tanto, madrileña hasta los tuétanos.
Jackson da un nuevo golpe a la tesis tanta veces llevada al teatro, desde Bretón de los Herreros a Benavente  para no remontarnos ni  a épocas ni a países lejanos), de que cada uno debe avenirse con su ambiente neutral, sin tapujos megalómanos de subir acierta alturas, que le hagan caer…por lo menos en el ridículo. Y utiliza tipos, no por gastados, de efecto menos seguro en el público, como el maestro de escuela hambriento; personaje más bien trágico, que subsistió durante todo el siglo XIX ( en el teatro y en la vida de España), aunque le convirtieran en cómico los autores” (Deleito y Piñuela ).

Para hacernos  una idea de la expectación  ante el estreno de la obra sigamos la crónica teatral publicada al día siguiente, el 6 de diciembre de 1895  en “La Iberia”  bajo el titulo  TEATRO DE APOLO "Las  Zapatillas”:
“Desde cinco pesetas en adelante pedían anoche los revendedores por una butaca de la fila 15 y siguientes, que no son, por cierto de las mejores, á aquellos que habían llegado tarde al despacho, pues desde las primeras horas de la tarde se puso el consabido cartelito de que no había billetes para el estreno.
Esto no era buena ni mala señal, pues en otros estrenos ha ocurrido lo mismo, y la silba ha sido-monumental, sin duda por el exceso en el precio de las localidades.
El teatro rebosaba gente, y en palcos y butacas veíanse muchas mujeres hermosas.
Hacía tiempo que el teatro de Apolo no se vestía de gala y se presentaba brillante.
De boca en boca corrían los nombres de los Sres. Jackson Veyan y maestro Chueca, autores del libro y de la música, respectivamente, y aunque se esperaba fuera la obra bien acogida, nadie pudo suponer que la viera dos veces, pues sin que se nos tache de exagerados, diremos que se repitió toda la obra.
El preludio alegre y muy popular, como que le sirve de desarrollo los compases de la jota, compases que sirven para todos los números musicales sucesivos, fué oído con agrado. Después... después hay un cuarteto ingenioso, original y muy nuevo, que hizo reír grandemente, y que se repitió. Una serenata, con la que se hizo lo propio; un pasodoble valiente, inspirado y hasta patriótico, de notas tan alegres como sentidas, pieza musical que se oyó de nuevo entre grandes aplausos; un dúo, un coro y el tango del chavito, tres números que también se repitieron, tal es, á grandes rasgos, la música.
El libro es inferior; pero esto no quiere decir que la fábula sencilla que en él se desarrolla, no tenga interés ni situaciones cómicas, además de estar plagada de chistes de todas clases, desde lo más inocente hasta los que pican como guindillas; pero dichas con tal oportunidad, que no hay razón para que se ofenda nadie.
La obra lleva por título Las zapatillas, y sí la empresa de Apolo es supersticiosa, habrá encontrado de buen agüero que estuvieran bordadas de oro, porque este precioso metal en moneda llenará en breve sus cajas.
De la interpretación merece citarse, en primer término, á la señora Vidal, que trabajó con singular acierto, señorita López y Sres. Rodríguez y Mesejo (padre é hijo).
Las zapatillas se harán muy viejas en el teatro de Apolo.
El maestro Chueca recibió anoche una verdadera ovación. Los aplausos del público le obligaron á presentarse en escena más de catorce veces, muchas de ellas en unión de Jackson.
En resumen: una obra que verá todo Madrid y una música que sé hará popular muy pronto.
¡Gracias á Dios y al maestro Chueca, que han empezado en Apolo los éxitos y que puede renovarse el cartel ¡.”

También “La Época” de 6 de diciembre señala :”No eran precisas para que la zarzuela estrenada anoche en Apolo alcanzara un gran éxito, ni las excesivas demostraciones que la claque hizo á su favor, ni las alusiones, más ó menos transparentes—de bola á bola ó por tabla—que hacen alguna que otra vez los autores á ciertos asuntos de actualidad.
El libro, sin ser “cosa del otro jueves” es entretenido siempre, y en varias escenas gracioso. El cuento que le sirve de base está desarrollado con habilidad, y no faltan en toda la obra ni chistes de buen género ni versos fáciles y sonoros. Además, los principales tipos «resultan» bien dibujados, y las situaciones musicales representadas con acierto.
A la música, sin embargo,  se debió muy en primer término el triunfo de la nueva zarzuela. El Sr. Chueca ha escogido para Las zapatillas, en el repertorio abundante de las números que tenía inéditos, seis ó siete muy agradables y lindos, y en los que se reconoce desde los primeros compases «la marca de fábrica ».
El público, en general, siempre gusta de esta clase de música, juguetona y callejera, que, según la frase vulgar, «se pega al oído», y anoche celebró con sincero y vivo entusiasmo la que le ofrecieron en Apolo.
Todos los números son preciosos, y todos se repitieron; pero los mejores, sin duda alguna, á juzgar por los aplausos de la concurrencia, son el cuarteto y coro de pretendientes, en el primer cuadro; el coro de invitados, en el último, y, sobre todo, un pasacalle, con coplas de jota, muy bien instrumentado en su parte principal, como el resto de la partitura, por él joven maestro Saco del Valle.
Casi toda la plana mayor de la compañía de Apolo toma parte en la interpretación de Las Zapatillas. La Sra. Vidal, que es una excelente característica; el Sr. Rodríguez y el Sr. Carrera» distinguiéronse especialmente.
El Sr. Jackson Veyán—autor del libro—y el señor Chueca,  salieron a  escena muchas veces entre ruidosos aplausos.
La Empresa de Apolo ha encontrado, al fin, la obra que necesitaba.
Sea enhorabuena “.


Felipe Pérez y  González, autor del libreto de “La Gran Vía” y gran amigo de Chueca y Jackson publicó los siguientes versos


«LAS ZAPATILLAS»
Un éxito completo
y de duración segura.
¡Qué música y qué libreto!
qué libro y qué partitura.
Ya logró Apolo su afán,
que al fin su suerte se trueca,
gracias á Jackson Veyán,
y al saladísimo Chueca,
pues harán por maravillas,
de sus chistea y sus notas
que con esas zapatillas
se pongan muchos las botas.

Felipe Pérez y González

El liberal 6/12/1895

Pese a que algunos críticos dijeron  que la idea del libreto no era nueva, lo cierto es que coincidieron en que la empresa se iba a poner “las botas” con la obra, que siguió representándose con mucho éxito, e incluso motivo un “reprise” en el propio teatro Apolo en octubre de 1897. De Madrid la obra paso a estrenarse a Barcelona,  en febrero de 1896 en el teatro “El Dorado” donde se trasladaron los autores para tal acontecimiento, y donde se granjeo igualmente el favor del público.

Por últimos  la reseña publicada en Blanco y Negro el 14/12/1895: 

“El dios Éxito seguía su triunfal paseo del brazo de Dicenta sin detenerse en ningún teatro y mirando desdeñosamente al pasar los carteles, envejecidos por el repertorio.
Por la calle de Sevilla los cómicos le seguía suplicantes. Avecinábase la Pascua: el turrón asomaba descaradamente en algunos escaparates, al pavo se le estaban dando los últimos toques, y la obra grande del género chico no llegaba; …
…Las súplicas y las sinceras lamentaciones de aquella gente llegaron a lo vivo y a lo más hondo de aquel dios, que inmediatamente encargó al dios Apolo, jefe de negociado de obras, la adquisición de una de positivo resultado y en buenas condiciones. Apolo llamó a Chueca y a Jackson, los sentó a su diestra, y confeccionaron unas magníficas Zapatilla que sin necesidad de calzadores ( vulgo claque) le entraron al público en cuanto se las puso, encontrándolas tan primorosas y tan de su gusto, que quiso conocer a los autores, y entonces se destacaron sobre la escena los padres de la criatura. Creció el aplauso, y la cortina subió en honor de ellos muchas veces.
Después de esto, lo característico, lo corriente en estos casos, la peregrinación de amigos al escenario, los entusiasmados profetas, que cogen al autor y lo zarandean de lindo para decirle:
-¿Qué te dije yo esta tarde en el ensayo? ¿Eh? ¿Has viso como ha gustado? ¡Yo nunca me equivoco! .
También los hay caballeros que después de los abrazos de ordenanza se descuelgan con los siguiente:
-Diga usted, ¿y mañana hacen esto también?
Y hay para matarles.
Otros después de las felicitaciones y de hacerse lenguas de la cosa , concluyen por decir:
-Si, señor, muy bonita; pero si llega usted a estar en mi casa, esta tarde, hace usted una comedia con lo que nos a ocurrido.
Y aquí generalmente cuentan una tontería.
Y también hay para matarles.
Pero no divaguemos y sigamos con Las Zapatillas. La música de Chueca, fresca, graciosa, llena de giros madrileños, con desgaires y desplantes de una moza de rompe y rasga, ha triunfado.
El pasodoble, viril, con acentos tiernos y sentidos que no tocan nunca en lo cursi; el originalísimo número del Chavito, el inspirado duo y el “schotis”, de elegantísimo corte y de caprichosa estructura, son suficientes para crear la reputación de una maestro, si éste no estuviera ya consagrado de antemano por la marcha de Cádiz, que nuestro pueblo ha convertido en himno nacional.
Chuce, antes que compositor, fue malogrado estudiante de Medicina; y digo malogrado, porque sus aficiones musicales sorprendieronle cuando estudiaba el tercer año: y como según el mismo dejo en los ratas:
Para seguir la carrera
Hay que tener vocación

Y ésta no la tenía , de ahí  que cambiara el papel de matrículas por el papel pautado, que en lugar de ir a clase se fuera a tocar el piano a un café que había enfrente de San Carlos, y que compusiera tandas de valses titulada lamentos de un preso, que llevó a Barbieri, a quien se presentó sin recomendación ninguna, y al que parecieron tan excelentes, que se tocaron  en los conciertos que dirigía el autor  Pan y toros
Chueca, Manolo Rodríguez y Jackson saludado en escena
…Jackson es uno de los libretistas más afortunados y más laboriosos : tiene estrenados  110 obras, y entre éstas se cuentan Los baturros, Los zangolotinos, Al agua patos, Toros de puntas, La indiana, Chateau Margeaux y otras que el proporciona una saldo al año de 6.000 o 7.000 duros, sin contar Chateau Margeaux que ha producido hasta la fecha ¡23.000 duros!, por lo que  me explico que Jackson abandonará los hilos telegráficos ( - esto no es cierto-), que en veinticuatro años de servicio le han producido  un ascensito de 1.000 pesetas.
El autor es fecundo, y necesita serlos, porque como además de autor es padre de familia con ocho hijos, tiene que estrenar al año ocho actos por lo menos, a razón de un acto por cada chico.
La interpretación de Las Zapatillas me satisfizo: Rodríguez estuvo afortunado en su maestro de escuela; los Mesejos tuvieron una buena noche; Carrers, en su corto papel, logró el sincero aplauso del público; la Vidal estuvo muy graciosa, y la Srta. López a quien no conocía, cantó su parte con mucho gusto
LUIS GABALDÓ N.”

No puede dejar esta entrada del blog sin contar una curiosidad  que encontrado publicada en el Albúm Ibero Americano de 22/06/1905  :

“Verificóse en el manicomio del Doctor Esquerdo  el domingo pasado una agradable velada para solaz de sus pensionistas. Alienados y enfermeros fueron los improvisados artistas que interpretaron Las zapatillas y La indiana con mucho acierto. Dicha fiesta organizóse en obsequio al popular maestro Chueca, que tocó al piano varias de sus composiciones”.

P.D. Para los interesado, todos los periódicos o revistas citados lo podéis consultar, en la Hemeroteca digital de BNE,  salvo Blanco y Negro que se puede consultar en la Hemeroteca digital del diario ABC . Las imágenes se obtuvieron de la “Ilustración Española y Americana” , “Nuevo Mundo” y “Blanco y Negro”. 

Os dejo con una selección de las Zapatillas gracias a  Delitante Matritense de you tube y la pagina de facebook Una morena y una rubia




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