Hace dos entradas dedicaba un
pequeño homenaje a Sebastián Olivé. Quiso el destino que falleciera antes de poder realizarse la presentación de su libro “TELEGRAFOS Un
relato de su travesía centenaria”. El
pasado jueves día 14, se
celebró en un acto abierto al público en
el Espacio Fundación Telefónica en
Madrid la presentación de este
libro, convirtiéndose en un acto íntimo, emotivo y de homenaje a
la figura de Sebastián Olivé, y así creo
que fui una de las pocas asistentes, que no pertenecía a la Asociación de Amigos
de Telégrafos, que presidió hasta su fallecimiento, a su familia, o a sus
amistades.
Los que hayáis visto
recientemente la película Lincoln (donde sale una bonita sala de aparatos),
habréis podido observar la importancia que la
aparición de la telegrafía tuvo durante el siglo XIX, pero no sólo por
cuestiones bélicas, sino fundamentalmente para el desarrollo del comercio, permitiendo
una rápida comunicación de noticias entre lugares muy distantes. El libro
de Sebastián Olivé cuenta de una manera amena, didáctica, la historia de
la telegrafía ( eléctrica) en España desde 1854
hasta comienzos de los años 80 del siglo pasado en que puede hablarse de
su desaparición…. Es un libro que os recomiendo, y podéis encontrarlo en
librerías (creo que por 15 euros), pero también podéis descargarlo
gratuitamente en PDF en la página WEB de la Fundación Telefónica en publicaciones. (Javier Nadal, vicepresidente ejecutivo de Fundación
Telefónica tuvo el detalle de regalarnos un ejemplar a todos los que asistimos al acto). Por
supuesto Jackson Veyán tiene su pequeña mención en el libro.
Siempre me ha atraído la historia
de Telégrafos, y mi deseo de conocer más
de la materia iba indisolublemente unido
a mi gran “hobby”, la investigación sobre la vida de mi bisabuelo José
Jackson Veyán , que destilaba amor por el “Cuerpo” en todas las actividades en la que participa,
la poesía, el teatro… ese orgullo de pertenencia a Telégrafos, que parece un
denominador común de todos los “telegrafistas”
como pude observar el otro día . Él
siempre se definió como telegrafista:
En el pequeño libro de poemas “MI
DESPEDIDA Colección de versos para mis queridos compañeros de Telégrafos” que
Jackson Veyán publicó auspiciado por sus compañeros del Cuerpo de Telégrafos, a
su jubilación en julio de 1917, cuando
las mieles del triunfo parecían olvidadas y con ella la fortuna, se encuentra la siguiente poesía
¡NO ME
VOY!
Entre aquí
en el año setenta y uno;
llevo en
el Cuerpo, cuarenta y seis .
El
llanto, creo que es oportuno:
¡Por eso,
hermanos, llorar me veis!
-
De hojas
de escala hice cuartillas
y allí escribía mis zarzuelitas…
¡A una por guardia, vine a salir!
-
Yo ,
jubilarme no me jubilo:
Telegrafista
siempre seré,
y en
donde vea yo entrar un hilo,
detrás
del hilo me enhebraré.
-
Donde me encuentre
un compañero,
un Ordenanza
o un Celador
¡que me
saluden es lo que quiero!
¡que no
se olviden de su Inspector!
-
¿Darme paga
mi apoderado
como
pasivo?...¡Eso jamás!
¡Me paga
Delmo: mi Habilitado
que su
dinero me gusta más!
-
Cerrar no
quiero yo mi diario
¡Haré
servicio de voluntario!
¡Por
simpatía!...¡Por puro amor!
-
No hare
lo mismo que hicieron otros.
¡Sigo en
la brecha con mi fusil!
¡A mi no
me echan de entre vosotros
aunque me
envían Guardia Civil!
-
Si es que
por viejo de aquí me arrojan
porque no
sirvo para Inspector,
¡ahí va
mi Titulo!...¡Que lo recojan
y que me
nombren repartidor!
-
Así del
cargo correspondiente
la
humilde gorra podré
¡Rayos de
júpiter omnipotente;
llevaros quiero
en mi frente!
¡Sagrado emblema que tanto ame!
Lo curioso es que a lo largo de
los años he descubierto que la
vinculación de la familia a Telégrafos es más amplia, y
no sólo mi bisabuelo Jackson Veyán fue telegrafista , sino también el padre de su segunda mujer Amalia Pérez
Bena, rama de la que desciendo, y por tanto mi tatarabuelo Lucio Ángel Pérez de la Santísima Trinidad , quien
al igual que Jackson Veyán había ingresado en Telégrafos con 19 años de edad, el 13 de agosto de 1861 ( a los pocos años de
la creación del cuerpo) y se jubiló como
Jefe de Centro de Telégrafos en 1907; y
uno de los hijos mayores de Jackson Veyán, José Jackson Álvarez , que se jubiló
de telégrafos en 1948 ; sin perjuicio de que mi madre recuerda aún
como su padre, Fernando Jackson en los
años 20 del siglo pasado trabajo como telegrafista en Monforte de Lemos ( Lugo)
y en Ribadesella ( Asturias) , me imagino que de forma temporal.
FILOSOFIAS
TELEGRÁFICAS
¡Oh mundo…!
Las desdichas que fulminas
son de eléctrico origen; los amores
son chispazos; corrientes exteriores
que a lo
mejor nos funden las bobinas.
Las
mujeres son líneas submarinas;
y tiene
ya tan falsos conductores,
que al cabo,
por faltar expedidores,
tendrán que
cerrar las oficinas.
Telegrama es la
vida en lo que dura,
pues larga
no ha de ser tan cruda guerra,
es la que
al hombre su circuito cierra,
y el
hundirse en la negra sepultura
es la
postrer derivación a tierra.
José Jackson Veyán
“ Mi libro de memorias”.
Os dejo con un breve vídeo de
Sebastián Olivé que proyectó durante la presentación del libro, grabado en la exposición permanente que sobre la Historia de la Telecomunicaciones se encuentra en el Espacio Fundación Telefónica.
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